Resulta que todas las ciudades terminan por parecerse. Sucede que vas en el metro leyendo un poema de Mayakovski o escuchando a Nacho Vegas y de repente te sacude una ráfaga incontenible de tristeza. Te das cuenta de los amigos que no están pero estuvieron, de que ella no se fue porque nunca estuvo, de que el mendigo de la esquina no leerá estas líneas jamás. Miras a alrededor buscando una señal de aprobación pero todos bajan la cabeza. Se lo leo al conductor:
Oigan
(...)
Oigan:
si encienden las estrellas
es porque alguien las necesita, ¿verdad?,
es porque alguien desea que estén
(...)
Vladimir Mayakovski
Es genial, me estaba emocionando. No sé nada de Mayakovski, así que voy a ello :) Quiérote.
ResponderEliminarEs indispensable que todas las noches sobre los tejados
ResponderEliminararda aunque sea una sola estrella.