El verano se deja hacer. La madrugada trae consigo unos versos de García Montero que hablan de cuentas pendientes, de certezas y remiendos: "porque todo concluye pero nada se calma".
Quizás hayan poblado tu vida de viajes y yo sólo fui una huida necesaria. Quique González suena a espuertas y yo escribo como quien va a la guerra. Aunque tú no lo sepas, me drogué con promesas y les dije a todos los borrachos a las seis de la mañana que no estaba loco, que no lo soñé, que una vez estuviste de alquiler en mi boca y no supe cerrarte a tiempo en mis locuras.
Esta especie de salvoconducto a ninguna parte viene a recordarnos que en el fondo todos estamos destemplados en esta turbia procesión de nostalgias y círculos que se tambalean.
P.O.B
agosto 2013
Ahora parece que vas a mezclar fuego y gasolina
(...)
Quique González
Nada más que decir, pues. Qué alegría más rara estar aquí y leerte en ese tono que suena a muchos veranos.
ResponderEliminarEres increíblemente genial, y créeme, lo peor de este blog, es venir y no ver una entrada nueva cuando sientes ansias de leer algo bueno.
ResponderEliminarSigue, sigue. Yo te sigo.
Abrazo.