jueves, 17 de octubre de 2019

OTOÑO (II)

Salamanca se deja hacer y comprendes que hay ciudades que saben llegar en el momento justo. Leo a Iribarren y asiento:


ESO ERA AMOR

Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo el calendario.

Te veía
hacer cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;

y no sabía 
a quién darle las gracias.

Karmelo Iribarren

jueves, 6 de septiembre de 2018

Cuando pienso en...

Cuando pienso en Salitre 48 no pienso en una calle; pienso en una playa, en carreteras secundarias, en un hotel de Conil de la Frontera, en un par de botas sucias, en puentes que se cruzan en ambos sentidos, en un café del puerto de Mahón, en un ron con coca cola en el “Wild Thing”, en una bandada de gaviotas en la costa del norte, pienso en primavera, pienso en un otoño de párpados caídos, en un libro de poemas de Bukowski, en un atardecer en Porto Colom, en una colección de lunas llenas, en una verbena de barrio, pienso en mis amigos y en Violeta, en un verso de García Montero que dice “vivir es ir doblando las banderas”. 

Pienso en bailarinas, en camareras, en peluqueras, en agentes de policía, en cantantes de orquesta, en Susan Sarandon, en la última escena de Atlantic City, en Darío Grandinetti en ’El lado oscuro del corazón’, pienso en septiembre, pienso en hierba, en olivos, en Lolitas de extrarradio, en pájaros mojados, en clubs destartalados, en una estación de tren. Pienso en sesión de madrugada, en viernes por la noche, en una montaña rusa, en ropa interior tendida al sol, en aviones que despegan, en Madrid amaneciendo tras una noche de copas o caminando por una Barcelona solitaria el día de Navidad. Pienso en un billete de ida a la ciudad del viento, en el sol entrando por la ventana de una casa desvencijada por los ladrones, en un piano tocado con dedos de cemento mientras afuera pasa el carnaval. Cuando pienso en Salitre 48 oigo tus pasos subiendo por la escalera de madera, cruzar el pasillo, llamar a la puerta, entrar en casa…

Quique González 
Salitre 48 (2001)

lunes, 13 de marzo de 2017

PRIMAVERA (I)

Leo a Marcos en esta suerte de primavera adelantada:


La duermevela

Ya casi se va la madrugada. La luz del sol empieza a asomarse por las rendijas y debemos volver a las oscuras sombras que nos visten. En las manos sigue faltando la piel del deseo y la tormenta de su pelo. Un suspiro queda pendiente en los labios.La mirada, y la nube que la envuelve, echan de menos la luz que les hace falta. ¡Ah!, las trampas de la imaginación: en el sueño de la duermevela, sus muslos eran bufanda en las mejillas y prisión para la cintura; de pie, la cabalgata del ansia terminaba, después de un breve espacio, en una caída húmeda y común. Y al final no había más deudas que las que se tienen con uno mismo. ¡Ah!, las ganas de mojarse en esa su lluvia. En ella saciarse y hacer crecer la sed de ella.

Amanece con la certeza de que no habrá mejor foto que la que le tome con mis manos y labios, ni mejor audio o vídeo que el del nacimiento de sus jadeos y gemidos, ni mejor tocada o pintura que la de las pieles unidas, ni mejor entrevista que la de nuestros cuerpos...

¿Otra comunicación? ¿Otra información? ¿Otro arte? ¿Otra cultura? ¿Otra campaña? ¿Quién diablos abraza estos despropósitos?

Tocan a la puerta del día. La sombra se amarra las botas y las ganas. Hay que seguir caminando, escuchando...


Subcomandante Insurgente Marcos

martes, 6 de diciembre de 2016

NOVIEMBRE (I)

Noviembre deja tras de sí una ristra de certezas. El sol de invierno permite ya adivinar  algunos signos que permanecían ocultos. Leo unos versos de García Montero:



Noviembre
puede ser una conquista,
porque vuelve otra vez
sobre los toldos,
las horquillas de nácar imitado,
los abrigos baratos de entretiempo
donde tú te escondías
de pronto y mi deseo.
Y vuelve
con la torpe paciencia de la fidelidad,
como la melodía
de una vieja canción que recordamos.
Ya sabes que el otoño,
además del plumaje
mojado
de los árboles,
además de la luz y de esta tierra,
era una cita rota, perdida entre nosotros.

Luis García Montero


viernes, 13 de mayo de 2016

MAYO Y LA LLUVIA

Sevilla, la lluvia y el perfume de los sueños compartidos. En una tarde de tormenta, leo:


CITAS

Te hablaba de Pavese. Del suicidio al engaño
y otra vez en tus ojos. Recordé aquella cita:
Las únicas mujeres con las que vale la pena casarse
son aquellas con las que no podemos
atrevernos a casarnos.
Pediste otro Bombay, abrazaste mi entrega,
y en un arranque burdo de entusiasmo
decidiste nombrarme tu amigo más querido.
Ahora me hace gracia, pero en aquel momento
te hubiese estrangulado.
Brindamos por la Creedence y Sinatra,
así de absurda era la noche. Hoy,
tanto tiempo después de nuestra cita,
revivo con nostalgia tu desprecio,
el mito trasnochado color sepia.
Los libros, la distancia, tantos puentes.
Vivir es hacinar lo que no fuimos,
la citas que una vez nos explicaron.

(De El peso de los puentes)

Javier Cánaves



https://www.flickr.com/photos/peterbartle/ 


lunes, 22 de febrero de 2016

FEBRERO (I)


Tan solo su mirada era el lugar del mundo donde no había un Vietnam

Pablo Guerrero ("Dulce muchacha triste")

sábado, 30 de enero de 2016

RETAZOS (I)


Autobuses que frenan, pasajeros que cabecean nerviosos, la estación que se dibuja en el horizonte, los retrasos, las maletas, los impactos...

Los destinos que se unen.