jueves, 6 de septiembre de 2018

Cuando pienso en...

Cuando pienso en Salitre 48 no pienso en una calle; pienso en una playa, en carreteras secundarias, en un hotel de Conil de la Frontera, en un par de botas sucias, en puentes que se cruzan en ambos sentidos, en un café del puerto de Mahón, en un ron con coca cola en el “Wild Thing”, en una bandada de gaviotas en la costa del norte, pienso en primavera, pienso en un otoño de párpados caídos, en un libro de poemas de Bukowski, en un atardecer en Porto Colom, en una colección de lunas llenas, en una verbena de barrio, pienso en mis amigos y en Violeta, en un verso de García Montero que dice “vivir es ir doblando las banderas”. 

Pienso en bailarinas, en camareras, en peluqueras, en agentes de policía, en cantantes de orquesta, en Susan Sarandon, en la última escena de Atlantic City, en Darío Grandinetti en ’El lado oscuro del corazón’, pienso en septiembre, pienso en hierba, en olivos, en Lolitas de extrarradio, en pájaros mojados, en clubs destartalados, en una estación de tren. Pienso en sesión de madrugada, en viernes por la noche, en una montaña rusa, en ropa interior tendida al sol, en aviones que despegan, en Madrid amaneciendo tras una noche de copas o caminando por una Barcelona solitaria el día de Navidad. Pienso en un billete de ida a la ciudad del viento, en el sol entrando por la ventana de una casa desvencijada por los ladrones, en un piano tocado con dedos de cemento mientras afuera pasa el carnaval. Cuando pienso en Salitre 48 oigo tus pasos subiendo por la escalera de madera, cruzar el pasillo, llamar a la puerta, entrar en casa…

Quique González 
Salitre 48 (2001)

No hay comentarios:

Publicar un comentario